domingo, 20 de febrero de 2011

Conserjes en Chile y sus experiencias con fantasmas




En pleno centro de Santiago trabaja Héctor Llancafil (42), quien relató los escalofriantes detalles que le ha tocado vivir en su turno de madrugada, no sin antes bajarle el volumen a su televisor.


"Durante la noche tengo que hacer rondas por los otros pisos para ver que todo esté bien. Una vez sentí que bajó la temperatura y salió una brisa como un suspiro. Imagínese el escalofrío que me dio", contó muy serio el conserje.


El edificio de 11 pisos no es tan antiguo, de hecho fue construído el 2005. Tampoco se conocen casos de muertes, pero muchos residentes cuentan historias relacionadas con fantasmas e inexplicables ruidos en el lugar. ¡Guaa!


"Es común que el hervidor eléctrico suene solo. También unos compañeros me contaron que sintieron pasos arriba y otra vez escucharon un grito, pero no había nadie", soltó Llancafil.
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Un moderno edificio de la comuna [de Ñuñoa] oculta un gran misterio, el que fue revelado por su conserje, Ramón Contador. "Varios vecinos han visto a una niñita de más o menos 11 años en el estacionamiento. De hecho, una vez un señor estaba estacionándose en el 46 y vio que desde el 47 lo miraba la niña. Fue a ver quién era... ¡Y desapareció entre la pared!", contó el conserje, de 66 años.


El supuesto fantasma de la niñita se ha manifestado en otras lugares del estacionamiento, además de los ascensores y escaleras que dan a los departamentos.


"Un vecino contó que iba por las escaleras y vio a la misma niña sola. Fue a ver si estaba perdida o si los padres estaban en el lugar, pero ya no había nadie. Él no le dio mayor importancia, hasta que le dije de la existencia de este fantasma en los estacionamientos. Ahí su cara cambió", soltó el calvo conserje.


El encargado del edificio contó algo que vivió en carne propia y que lo dejó con los pelos más parados que Alerzis.


"Llamaron una noche porque había bulla de martillos y taladros al lado. Subí y golpeé la puerta insistentemente, pero no había respuesta. Después de un rato pudimos entrar y para sorpresa mía y de la vecina no había nadie. Lo último que escuchamos fue el sonido del martillo desplazándose hasta que se silenció en la ventana", soltó el funcionario de la torre.

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